viernes, agosto 26

Mario Rivas 24 de mayo de 1989

MARIO siempre estás en mi corazón y a 22 años de tu partida no sabes cuanto te extraño...besos


Mario





lunes, agosto 22

Homosexuales concentran 48 por ciento de casos de cáncer anal por VPH


Experto señala que 21 por ciento de la enfermedad se registra en varones heterosexuales
Verrugas en los testículos y en el pene, algunos de los síntomas

Guillermo Montalvo Fuentes

México DF, julio 04 de 2011.
Al referirse al cáncer anal ocasionado por el Virus del Papiloma Humano (VPH), el oncólogo Carlos Aranda Flores aseveró que no es una cuestión de género o un asunto de mujeres, pues 48 por ciento de los casos de esta enfermedad se presenta en hombres homosexuales y 21 por ciento en varones heterosexuales.

Aunque en México los hombres se ven dañados por el cáncer, principalmente en la próstata, el colon, el recto y los pulmones, el especialista mencionó que en neoplasias relacionadas con el VPH, el cáncer anal encabeza la lista, seguido por el de pene y orofaringe, sobre todo en aquellos con una vida sexual activa.

Los homosexuales tienen una probabilidad 17 veces mayor de desarrollar cáncer anal por VPH o desarrollar verrugas genitales; riesgo que también es alto en seropositivos; sin embargo, esto no exime al resto de los hombres de prevenir y mantenerse en constante revisión para evitar estos padecimientos, pues, ya sea con alguien se su mismo sexo o no, el hombre es el “vector” para la transmisión del virus, explicó el egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Si bien la mayoría de los hombres que se infectan de VPH no sufren problemas de salud, Aranda señaló que algunos de los síntomas visibles pueden ser “bultos”, mejor conocidos como verrugas en el pene, los testículos, las ingles, los muslos o el ano, y que llegan a aparecer en semanas o meses después del contacto sexual con una persona infectada.

Sin embargo, recordó que tener VPH no es sinónimo de cáncer, aunque sí un factor de riesgo, por lo que, dijo, es importante no sólo el uso de condón en cada encuentro sexual, sino también un tamizaje periódico, especialmente en la región anal, además de la aplicación de una vacuna que prevenga la infección del virus.

De acuerdo con el especialista, existen 120 tipos virales de papiloma humano, 40 de los cuales afectan el área genital, entre ellos los del tipo 6 y 11, causantes de las verrugas, y el 16 y el 18, estos últimos “de los más agresivos desde el punto de vista oncológico”.

Al respecto, Aranda Flores subrayó que en el mercado existen vacunas para evitar algunos tipos de VPH, y una de ellas lleva por nombre Gardasil, que es la única cuya efectividad se ha estudiado y comprobado tanto en hombres como en mujeres.

Se trata de una vacuna con mínimos efectos secundarios que previene el cáncer cervicouterino, vulvar, vaginal, y en el caso de los hombres, verrugas y lesiones genitales externas, con lo que reduce el riesgo de cáncer de ano hasta en un 77 por ciento. Pero, al ser una medida preventiva y no curativa, Aranda recordó que Gardasil no sustituye las pruebas rutinarias de papanicolau.

El esquema de vacunación consta de tres dosis -el día de la aplicación, al segundo mes y al sexto mes- con un costo aproximado de 2 mil a 2 mil 500 pesos por cada una, además de que está recomendada tanto para niñas y mujeres de 11 a 26 años de edad, como para hombres y niños de 9 a 26 años. En este último caso, son los pediatras los que prescriben el esquema de vacunación.

Respuesta a Juan Jacobo Hernández



Alejandro Brito Lemus
México DF, julio 29 de 2011.
Estimado Juan Jacobo:

No podemos estar más de acuerdo con lo que planteas en tu extraordinaria y valiente intervención en la inauguración del XII Congreso Nacional sobre VIH/SIDA. Valiente porque te atreves a exponer una situación que desde hace algún tiempo está afectando la respuesta nacional a la epidemia, y que a pesar del malestar y el desgaste que significa, nadie se había atrevido a abordarla de manera tan frontal y en el máximo foro nacional sobre el tema como tú lo haces.

¿Qué nos está pasando?, ¿cuándo perdimos la capacidad de diálogo, del disenso civilizado y dimos paso a la diatriba, la descalificación y a los ataques?, preguntas acertadamente. Y te doy la razón: no debemos temer al disenso, discrepar no solo es sano sino necesario. Pero hay quienes confunden el disenso y la crítica con el ataque personalizado y responden en consecuencia. Ese es uno de los peores vicios, muestra clara de inmadurez, que genera los conflictos a los que te refieres y contribuyen a pervertir las relaciones entre los actores de la respuesta a la epidemia y dan al traste con la posibilidad de colaboración.

La autocrítica es un ejercicio de madurez y de salud mental, pero desgraciadamente es una actitud poco valorada en nuestro medio. “Hemos degradado la capacidad de diálogo y tenemos la obligación ética de recomponerla”, tus palabras suenan fuerte pero son muy justas. Y a tu lista de las “cuestiones netamente viscerales, de egos maltratados y envidias irracionales entre dirigentes” que están fracturando las relaciones, yo agregaría también a la soberbia y a la prepotencia. Estoy de acuerdo en que a todos nos toca apechugar y hacer de tripas corazón en cuestión de tolerancia, respeto e inclusión, pero quienes están más obligados a serlo, a quienes toca conciliar en lugar de dividir, escuchar en lugar de imponerse a dialogar en lugar de actuar de manera facciosa es a las autoridades, es una de sus funciones como servidores públicos.

Siempre hemos mantenido una actitud crítica como dices, porque ese es nuestro rol, nuestra función y compromiso como integrantes de la sociedad civil, pero también hemos sido propositivos y hemos colaborado cuando ha sido posible. Al reclamo ha seguido la propuesta. Siempre mantuvimos el diálogo con el Censida a pesar de los disensos y de las críticas porque cada uno entendía cuál era su función. Y nunca nos habíamos topado con tal cerrazón y censura por esa postura crítica como hasta ahora. No lo esperábamos, y menos viniendo de antiguos compañeros, ahora funcionarios públicos, que en el pasado empujamos juntos y ayudamos a enderezar la política pública sobre sida. Esa incapacidad actual de interacción con la sociedad civil la percibimos como un retroceso en las relaciones ganadas entre ambos sectores en el pasado.

Te agradezco la alusión que haces sobre mi ausencia en el Congreso. Soy el primero en lamentarlo, yo me lo pierdo. Pero lo consideré prudente para no abonar más a las situaciones conflictivas a las que aludes. Sin embargo, tu interpelación me llevó a reflexionar y darte la razón: ausentarse y guardar silencio no es la manera de solucionar los conflictos, ni de dar paso al entendimiento.

Tu llamado nos toca a todos y todas y no debe quedar en el aire. Por lo pronto, nosotros extendemos el acuse de recibido por la parte que nos toca y refrendamos nuestra apuesta por el diálogo para construir consensos sobre “los temas prioritarios que deben ocuparnos como sociedad civil organizada” y, a partir de ahí, articular acciones.

Sobre todo ahora que a nivel mundial hay un nuevo optimismo sobre la posibilidad de desterrar al VIH a partir de los buenos resultados arrojados por las investigaciones sobre el efecto de los tratamientos en la prevención de nuevas infecciones.

Recibe un fuerte abrazo,

Alejandro Brito
Director general
Letra S, Sida, Cultura y
Vida Cotidiana A.C.

Reflexiones de Juan Jacobo Hernández sobre la lucha contra el VIH/sida en México


Fotografía Polo Gómez

Villahermosa, Tabasco, julio 27 de 2011.
Palabras de Juan Jacobo Hernández Chávez en el IV Foro Comunitario-XII Congreso Tabasco

Dedicado con amor y respeto a Quetzalcóatl, Bárbara y Christian Iván,
víctimas más recientes de crímenes de odio por homofobia/transfobia

Buenas tardes a todas y todos los participantes, facilitadores e invitados a esta importante reunión. Quiero agradecer en primer lugar la invitación para compartir con ustedes unas breves reflexiones personales, naturalmente sesgadas, sobre donde veo yo que estamos tras 30 años de acción comunitaria que sabemos está llena de logros y de asignaturas pendientes, de altibajos, aciertos y errores. La reflexión debiera movernos en torno a un anhelo compartido: poder construir juntos caminos posibles que nos permitan avanzar de manera eficaz y mejorada en lo que hacemos con tanta entrega, convicción y compromiso; es por ello que abordaré temas que vayan más allá de auto- alabanzas al trabajo comunitario.

Mi primera pregunta/reflexión: ¿cuál será la mejor manera de aprovechar el entusiasmo, la creatividad y la inteligencia de quienes trabajan activamente y con convicción desde la sociedad civil, para materializar los ambiciosos puntos de nuestra agenda futura y asentarlos de manera orgánica dentro del quehacer de nuestras organizaciones; de darles seguimiento, mantenerlos vivos y obtener los resultados que nos hemos planteado? Para ello contamos con un capital social valioso, diverso y sólido representado por el colectivo de OSC aquí reunido, reflejo de la riqueza y la variedad de cómo respondemos. Este capital lo hemos construido a lo largo de 30 años, y si bien en algunas ocasiones ha sido un capital numéricamente copioso, bien sabemos que es un capital con cierta fragilidad que necesita de mantenimiento y atención continuos, como cualquier ente vivo.

Vivimos tiempos difíciles y recurriendo a una metáfora literaria, estos son malos tiempos para la lírica… El contexto general no nos es favorable: tenemos una epidemia que no deja de crecer así sea de manera amortiguada y lenta; el VIH-sida ha dejado de ocupar espacios importantes en los medios de comunicación masiva dando la percepción riesgosa entre la sociedad en general de que el VIH-sida ya no es un problema; México dejó de ser prioridad para los donantes internacionales y los recursos que aportan los gobiernos para fortalecer el trabajo de las OSC, que si bien se han sostenido desde hace más de 5 años, resultan insuficientes para atender la demanda creciente de las OSC.

Ello me lleva a una segunda reflexión sobre la naturaleza crítica de las relaciones entre nosotros como OSC y con otros actores clave en la respuesta: los gobiernos. Podríamos rescatar algunos ejemplos alentadores de asociación virtuosa entre gobiernos y OSC fraternas que, reconociendo sus ventajas comparativas y respetando sus atribuciones, han logrado trabajar conjuntamente para hacer una incidencia más eficaz en la respuesta a la epidemia, asegurando el respeto de los DDHH y contribuyendo a reducir el estigma y la discriminación asociados al VIH y la diversidad sexual.

Desafortunadamente estos ejemplos son minoritarios. Prevalecen para desgracia e infortunio de la respuesta al VIH y a las violaciones de los DDHH del colectivo de la diversidad sexual, situaciones conflictivas y vicios en las maneras en que los actores de la respuesta se relacionan y estas maneras oscurecen el horizonte, obstaculizan el trabajo conjunto y abonan al disenso irracional. Ejemplos sobran para ilustrar lo anterior, pero en lo personal encuentro un anti-modelo que resume una prevalencia dañina de abuso verbal de unos contra otros, incluidos los gobiernos. Y al toro por los cuernos: me refiero concretamente a la serie de libelos anónimos, cobardes y difamadores contra tirios y troyanos que circulan por internet. La infidencia que reflejan, la infamia con la que se expresan de sus adversarios y la vulgaridad a la que nos someten al enviarlos a nuestros correos son francamente vergonzosas. No quiero ni voy a defender a ninguna autoridad ni a ninguna de las OSC aludidas, que ellas saben y se pueden defender solas, si quieren. Pero constato que son una muestra palpable de que allí hemos tocado fondo, que nos hemos faltado atrozmente al respeto y que se han perdido los límites de la decencia, la ética y la tolerancia cuando nos hacen cómplices con su lectura silenciosa sobre la manera vejatoria, homofóbica e insultante con que tratan a quienes no son ni piensan ni actúan como sus cobardes autores.

Hemos atestiguado también como se fracturan los micro-espacios locales por cuestiones netamente viscerales, de egos maltratados y envidias irracionales entre dirigentes, que más trágicamente se avivan cuando más unidos debiéramos estar en la respuesta. Incluso cuando denunciamos los asesinatos de activistas de VIH y de la diversidad sexual es cuando más competimos entre nosotros para ser los primeros en enarbolar la bandera de la justicia. “La mía es la buena”, parecemos leer entre líneas. Para mí, ello ilustra la gran necesidad de una intervención urgente para fortalecer liderazgos reconocidos, formar nuevos líderes y establecer mecanismos de solución de conflictos que abonen al buen entendimiento y la buena relación entre adversarios, en un marco ético y de respeto.

La exclusión y la descalificación del otro son elementos adicionales que han pasado a convertirse de manera perniciosa en una forma indeseable de relación, alimentada desde hace ya muchos años, demasiados, por la ausencia de espacios periódicos donde podamos construir consensos, articular acciones, compartir saberes, sistematizar logros y enriquecer visiones. No podemos perder oportunidades para construir y dar mantenimiento a un entendimiento compartido sobre los temas prioritarios que deben ocuparnos como sociedad civil organizada. A nuestro pesar y desafortunadamente por exceso de trabajo, inercia, indolencia, desinterés, falta de voluntad, o decidida mala fe, hemos degradado la capacidad de diálogo y tenemos la obligación ética de recomponerla. Nunca es tarde para ello.

Aquí en este Foro, en este Congreso hay presencias y voces de colegas que nos faltan – que no están aquí porque con razón o sin ella decidieron no venir porque sintieron que serían vetados, que no serían bienvenidos, que serían aislados. Aquí deberían estar presentes Alejandro Brito, Luis Adrián Quiroz, Víctor Dante, Andrea González, compañeros de ruta de hace muchos años que tienen mucho que decir, que tienen mucho que aportar, que levantan la voz aunque a muchos no les cuadre ni su estilo, ni su tono ni sus planteamientos. Esas voces críticas son indispensables, son el acicate de nuestra conciencia, son el clamor por ser responsables, transparentes, justos. No debemos permitir que se excluya a nadie más nunca más, ni debemos ser nosotros mismos excluyentes. Desterremos la hipocresía y el doble discurso, no es difícil y si se quiere, se puede.

Y me pregunto: ¿Qué nos está pasando? ¿Qué debemos hacer para desterrar los caminos de la diatriba, el insulto y la exclusión como herramientas para dirimir disenso, para imponer o hacer oír nuestra voz? ¿Dónde, cuándo perdimos la cordura, la inteligencia, la dignidad y el decoro para debatir con racionalidad sobre temas que nos interesan? ¿Por qué hemos dejado de ser generosos, de reconocer los apoyos que se nos dan y que en aras de un purismo social-civilista nos lleva de manera ingrata a echar de su propia casa a quienes nos brindan apoyo para realizar nuestros foros? Algo anda mal, muy mal y sólo nos atrevemos a abordarlo en corrillos, como anécdota chismosa y ahí muere. Esto debe terminar.

El disenso es sano, los ataques, la descalificación no lo son; y no sólo afectan a aquellos contra quienes se dirigen: afectan la respuesta de país, y si permitimos que ello continúe, se hará un daño irreparable a la confianza y el compromiso de quienes se entregan con convicción y amor a las acciones que emanan de la respuesta.

En lo personal no acepto las consignas de algunos colegas que aseguran - como si fuesen personajes de tragedia griega predestinados al fracaso, la división o la muerte- que jamás podrán cruzar palabra o espacio con alguien con quien ha tenido dificultades o pleitos. Y yo les digo: Mientras pensemos, mientras estemos vivos se puede, se tiene que poder. Es nuestra obligación. Y citando a Fito Páez, “¿Quien dijo que todo está perdido? ¡Hoy vengo a ofrecer mi corazón!”. Amigas, amigos, los invito a reflexionar y a incluir en sus espacios de reflexión individual y grupal la recuperación del diálogo, de la concordia y del disenso respetuoso y digno. Nosotros no merecemos menos. Nuestros muertos no merecen menos. México no merece menos.

lunes, agosto 15

FELICIDADES ¡ 30 AÑOS DE COLECTIVO SOL !



El próximo 15 de agosto Colectivo Sol cumplirá 30 años de haber sido fundado tras la disolución del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) en 1981. El equipo completo de ColSol se complace en invitar desde ahora a sus ex-colaboradores, sus amigos, aliados y compañeros de ruta a participar en una serie de eventos que programaremos a lo largo de los próximos meses, esperando obtener patrocinios en especie o en recursos mediante un plan de movilización de que pondremos en marcha. Los apoyos que logremos conseguir nos permitirán compartir con quienes caminan por sendas concurrentes, transversales o paralelas, una serie de actividades para celebrar el trabajo conjunto de la sociedad civil -de la cual honrosamente formamos parte. Si bien hemos estado dedicados durante muchos años al trabajo para rescatar y defender la dignidad de las poblaciones más afectadas por la epidemia del VIH, en reducir estigmas, abatir discriminaciones, amortiguar el número de nuevas infecciones por VIH, asegurar el tratamiento para quienes lo necesitan, y promover y defender los derechos de las poblaciones de la diversidad sexual, ciertamente no somos los únicos y una celebración egocéntrica no está en nuestra agenda, como tampoco queremos que esta celebración se reduzca a un par de actividades emblemáticas en la Ciudad de México. Buscamos incluir actividades con nuestros amigos y amigas, colegas de los estados con quienes hemos construido a lo largo de muchos años, alianzas sólidas y respetuosas de trabajo y colaboración.

Estamos muy orgullosos del trabajo realizado a lo largo de estos 30 años, con sus naturales altibajos y tormentas y es por ello que no nos proponemos festejar un aniversario de pastel que dure sólo la víspera. Queremos celebrar no sólo la perseverancia de una sola iniciativa comunitaria, que por muy longeva que sea, es sólo eso: una iniciativa entre muchas. Queremos conmemorar la resistencia y el compromiso de las comunidades, evocar y honrar los heroísmos ciudadanos, agradecer a quienes -pese a que ya no están físicamente con nosotros- nos han legado con su compromiso y entrega, ejemplos de luz a seguir. Estamos en la obligación de compartir de la manera más honesta y objetiva nuestra trayectoria, las lecciones aprendidas, los logros y los fracasos, muchos de las cuales no son otra cosa que las lecciones, los logros y los fracasos de las OSC en su conjunto. El carácter y la personalidad del Colectivo, más allá de las virtudes o defectos que puedan adjudicarse a las figuras que públicamente son más reconocidas como miembros de ColSol, son una construcción que rebasa lo individual, lo personalista, y se funde en ese cuerpo colectivo, comunitario que avanza y retrocede, que se irrita y que muestra su compasión y solidaridad ante las injusticias. Somos parte de un cuerpo político que crea, propone, combate y aporta. Pero que también sufre, se debate y se muerde la cola para surgir victorioso, transformado y sólido -paradójicamente pese a sus disensos y desencuentros.

Muchos, muchas de ustedes aceptarán nuestra convocatoria a participar en esta celebración que queremos compartir con todos los actores de la respuesta. Que una OSC cumpla 30 años puede resultar en solo una nota efímera y quizás hasta frívola y narcisista. Celebremos todas y todos juntos el gozo y el dolor compartidos durante todos estos años en diferentes espacios y desde diferentes avenidas, buscando vernos reflejados unos y otras, otros y unas, en nuestros logros, nuestras alegrías, nuestra satisfacción y nuestro orgullo compartido.

¡Viva la vida!

EL EQUIPO DE COLECTIVO SOL

Fundadores:

Rafael Manrique Soto, Juan Jacobo Hernández Chávez, Mario Eduardo Rivas Montero+, Flor Hernández, Braulio Tenorio, Héctor León Toledo

Equipo Actual:

Marco Aragón, José Antonio Arias Velasco, Carlos Cruz Camacho, César Coria Mercado, Minerva Espinosa Ávila, Enrique Esqueda Blas. Polo Gómez, Juan Jacobo Hernández Chávez, Mercedes León, Bárbara López López, Kenia Lucena, Gabriel Mendoza Anaya, Magali Serrano Gaspar, Bernardo Sol Eva, María Solís Neri, Rafael Manrique Soto, Héctor Hugo Vargas Payán